sábado, 30 de enero de 2010

Y ahora, algo completamente diferente

Maite y Sebastián están en la arena cavando un hoyo para llegar a China a lo derecho. Con la ventaja de Google Earth y ocioso como soy, me senté frente al computador para averiguar cuál era el lugar exacto donde Seba y Maite van a emerger, al otro lado del planeta, dejando de lado los detalles de que la fuerza de gravedad posiblemente los dejaría suspendidos a medio camino o de que justo no hubiera un agujero en el magma para que pasaren y enfin, algún otro par de nimiedades.

Deduzco que para determinar donde están las "antípodas" usando Google Earth, lo único que hay que hacer es cambiar al punto cardinal contrario, las coordenadas que aparecen al fondo de la pantalla. Puede que esté totalmente equivocado pero así es como lo hice. Si alguien con más información tiene a bien corregirme, agradecido quedo.

El hoyo que los chiquillos están haciendo aquí, donde la señora Silvia en Pedregal y para llegar a China está empezado exactamente a: 37º 18' 56.60" S y 72º 08' 53.40" O.

Entonces cambiamos los puntos cardinales y "earthguguleamos": 37º 18' 56.60" N y 72º 08' 53.40" E....

...y tenemos que los muchachos van a llegar a una zona montañosa de Tajikistán y no a China como era mi creencia. Cerca, pero no en el blanco preestablecido. Es una zona montañosa y se ve bastante desértica.

Al igual que aquí en nuestro punto de entrada, hay dos cumbres nevadas hacia el Este. Aquí en Pedregal se llaman respectivamente Sierra Velluda y Volcán Antuco. En el probable punto de salida son el Monte Marx y el Monte Engels (conservan todavía el nombre de cuando Tayikistán era parte de la Unión Soviética). Hacia el Sur, en Pedregal estaría el campo deportivo llamado Cancha del Treile mientras que en Tayikistán hay un lago y un glaciar que nace de una montaña que se llama Pico Berga (Cordillera del Karakorum, 36º 53' 59.83" N y 71º 47' 59.37" E).

Y ahora, después de toda esta investigación, la Maite se enojó con el Seba porque éste le tiró una bombita de agua y el Seba en respuesta se enojó el doble. No va a ningún Tajikistán y está tapando la porquería de hoyo... pa'que sepan.

Pero, por lo menos les dejo esta idea y la técnica de averiguar casi al milímetro, cuales son las antípodas de, por ejemplo... su sala de baño... dónde puede ser que ahora esté alguien sentado leyendo esto agarrado a su notebook.

martes, 19 de enero de 2010

Mis "monos"

Considerando lo que sigue, talvez esta ilustración de hace algún tiempo es tangencialmente apropiada.

viernes, 15 de enero de 2010

El Gran Ataque de los Colihuachos

Justo cuando iba a escribir otro de los cuentos de Eugenio, me encontré con la historia que una norteamericana escribió el año pasado en el internet. Me pareció una situación tipica de cuando alguien está en un ambiente ajeno. Entonces, sin querer ser despectivo y con todo respeto, como dicen por acá, voy a traducir parcialmente lo que encontré excluyendo lo que no se refiere a los colihuachos. Y digo con todo respeto y la reproduzco, porque sospecho que la misma gringa se daba cuenta que no se veía muy fría, compuesta y elegante durante los sucesos. (Iba a decir "luctuosos sucesos" pero eso sería como ser acarreado por la atracción de los lugares comunes). Pero, bueno, aquí va la historia del ... ¡ta-ta-ta-tan...!

Gran Ataque de los Colihuachos.

Sucedió en la costa cerca de Valdivia.


"Al llegar a la playa empecé a escuchar un zumbido. Miré alrededor y me encontré con este insecto extraño... ¡Extrañísimo!... Si tuviera que describirlo, diría que era como quien dice un tábano si es que los tábanos fueran gigantes con pedazos de piel roja y colmillos. (Nota del traductor: yo sólo traduzco). No tuve tiempo de que en mi mente se registrara la sorpresa, cuando apareció otro y luego dos más y en un momento todo el espacio estaba vibrando al unísono con las alas de estos tábanos que trataban concertadamente de aterrizar en mi polera negra más rápido de lo que los podía rechazar. Inmediatamente descubrí que sus colmillos no eran sólo para atemorizar... mordían y mordían con ganas, sin importarles la velocidad con que trataba de alejarlos".

"En un momento tenía espalda y piernas llenas de mordiscos... empecé a desplazarme para atrás y adelante tratando de ganarles en velocidad pero los insectos me vencían fácilmente. Ya sin otro recurso, abandoné toda clase de vergüenza y corrí desesperada blandiendo los brazos como aspas de molinos de viento... logré golpear a algunos. Sentí sus cuerpos gordos, como pelotas de pin-pon".

"Pronto el enjambre creció tanto y era tan agresivo que el primer ataque, en comparación, era como de mariposas. Estaban por todas partes. Me cubrían brazos y piernas. Se arrastraban por los intersticios de la ropa, rasguñaban mis rodillas. Zumbaban con un terrible murmullo colectivo que habría apagado el ruido de un helicóptero con su volumen ensordecedor. Ya era demasiado para mí. Me lancé como enajenada en cualquier dirección tratando de buscar amparo. Cerca de la senda había tres hombres sentados contra una muralla tranquilos y entretenidos con el espectáculo que les estaba dando".

"Con gran alivio me dí cuenta que los insectos no me seguían hacia la sombra. Además, los hombres no sólo eran amigables sino que también pacientes con mi horrible manera de hablar el español. Uno de ellos agarró uno de los bichos en el aire y sosteniéndolo cuidadosamente entre su pulgar e índice me mostró sus afilados dientes (otra nota: sólo traduzco). Súbitamente hundió sus pulgares en la criatura y la abrió como un libro. Dentro de la cavidad del cuerpo yacía temblando una gota dorada que el hombre chupó con descuido, tirando los restos del bicho por sobre el hombro".

- "Es como miel - dijo sonriendo".

"Una niñita salió corriendo de una casa vecina y pidió que alguien le cazara unos 'colihuachos' (ese es el nombre de los tábanos). Los hombres accedieron y empezaron a abrirlos como maníes y a entregárselos para su deleite. Luego, tal vez cansada de comerlos la niña se distrajo y empezó a perseguir a un gallo que andaba picoteando por ahí, riéndose como loca".

Blair Braveman (Aunque los nombres no se deben traducir, éste se puede interpretar libremente como Belinda Valiente)

domingo, 10 de enero de 2010

Más signos del verano

¡¡¡¡¡Maqui!!!!... Fruto de la planta de la que ya habíamos hablado.

Dos consumidores de maqui.

Siempre me ha parecido extraño no encontrar a los colihuachos mencionados ni en la literatura ni en los periódicos y apenas -rebuscando- en el internet. Llegan por Navidad y se van puntuales el 20 de enero. Vuelan zumbando insistentes alrededor de la gente. Son unos bichos insoportables, constantes y odiosos aunque con una cierta simpatía. Existen dichos cosas y personas nombrados por su causa y conducta, pero son básicamente inofensivos si se exceptúa un pinchazo ocasional cuando no advertimos su presencia.

Me parece que no hay una fiesta o feria de verano que se llame "del Colihuacho". Pero debería haberla. El nombre es sonoro. Suena a rural y a nacional. Su aspecto es apto para la imagen gráfica o para la creación de un personaje. Tiene algo de ninja negro con mezcla de extraterrestre acorazado. Una apariencia muy contemporánea y un montón de potencial para un insecto cargante pero esencialmente soportable.